Era una mujer sentada frente a un escritorio. Pasaba ocho horas en una oficina, detrás de una computadora, en medio de papeles. Salía a las 6 de la tarde, con vestido, tacos y maletín. Se iba a entrenar hasta las 10 de la noche. Seis años los pasó así. “Me quería morir, pero bueno, lo hacía”, dice vestida con ropa de deporte, zapatillas y detrás de unos lentes de colores.

“Por qué no piensas en hacer otra cosa”, “mira la edad que tienes”, “no vas a estar siempre en lo mismo”. Eran las voces que le advertían sobre el futuro. Una vez más, no hizo caso. Lleva 20 años ganando todos los campeonatos nacionales de frontón. En dos décadas solo ha perdido tres partidos. Y hace unas semanas, con 51 años de edad, ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Lima 2019. “No pienso en la edad, no tengo ninguna limitación. Juego campeonatos tanto con chicas de 15 años como con señoras”, subraya la única mujer que, de su generación, sigue compitiendo.

Si se molestaba por algo, volteaba, decía “gracias”, cogía sus cosas y se iba. Dejaba la final plantada. O partía la paleta y la metía al tacho. Nunca escuchaba a su papá. Al contrario, volteaba y lo callaba. Ella sabía todo. “Yo era una loca en la cancha”, admite. Eres indomable, afirmo. “Ahora entiendo mejor las cosas. Ha pasado mucho tiempo de dar la contra”, responde serena mientras nos baña la brisa del mar de Chorrillos, sentados en medio de una cancha de frontón.

¿Lograr oro, competir con 51 años de edad y tener un hijo de 15 años que también hace deporte son señales de que vives tu mejor momento?

El más especial y el más importante, porque el frontón por fin, después de tanto trabajo, más de 20 años de luchar para internacionalizarlo, fue incluido por primera vez en unos Juegos Panamericanos. Y ser yo la primera representante internacional es más emocionante aún.

Tu historia con el deporte empieza a los cinco años. Pero tu padre te puso en tenis.

Mi papá ha sido deportista, ha estado en remo, squash, frontón, tenis, fútbol. En los años 70 fue uno de los mejores en frontón. Pero le gustaba el tenis y quería que uno de sus hijos sea tenista.

¿En qué momento te rebelas?

A los 12 mi hermano y a los 14, yo. No me sentía cómoda en las canchas de tenis, me parecía más lento. Como ya había probado con squash, mi inclinación inicial fue por este deporte. Aún el frontón era el vacilón del grupo de mis amigos del club.

¿Fuiste rebelde en todo?

Es que mi papá siempre ha sido muy autoritario y a mí no me gusta eso.

¿Contra qué más te rebelaste?

Contra todo. Siempre he dado la contra en todo.

¿Por qué?

No sé. Será porque ese tono autoritario no me gustaba.

¿Notas que tú también tienes un tono autoritario?

No tanto. Por momentos, tal vez.

¿Cuánto te pareces a tu padre?

Un poco, de repente por eso choco con él. Tiene el carácter fuerte y yo también. Pero siempre fui muy independiente. Mi padre es muy protector y quiere dirigir la vida de todos, y a mí nunca me gustó que me dirijan.

¿Hoy contra qué te rebelas?

Hoy veo mucho el bullying. Eso le ha pasado a mi hijo. También he tenido problemas en el Poder Judicial, que te da la espalda. Y en el mismo deporte, en el squash quiero hacer entender que se le debe dar la misma importancia a las chicas como a los chicos.

¿Que una mujer de 51 años gane oro en el Perú casi es como un acto de rebeldía?

Es un logro personal. He luchado contra muchas cosas. El frontón empezó solo con hombres. En la época en que empecé en el deporte, el IPD para nosotros no existía. No había ninguna ayuda del Estado. Yo tenía que trabajar en diferentes cosas. Empecé trabajando en una agencia de viajes. También puse una tienda.

¿Por qué estudiaste Diseño y Aviación Comercial?

Porque mi abuela quería que estudie y no me podía pagar la universidad. En ese momento le daban más importancia a la universidad de mi hermano. Mi papá también es medio machista. “Los hombres lo necesitan más”, así me dijo mi papá sobre el estudio. Después de dar tumbos con diferentes cosas, me ofrecieron dar clases. Tomé cursos de entrenamiento en squash y saqué el título para principiantes en Guatemala y eso lo adapté al frontón. Y tengo 18 años como profesora de niños y adultos.

Ahora que ganaste el oro, ¿tú padre qué opina?

Está contento, pero hasta ahora no me da la razón. Me dice: “Si hubieras sido tenista, habrías sido lo máximo”.

¿Y no crees que tiene razón?

Podría ser. Yo tenía muy buen estilo, pero no era un deporte que me jalara tanto. Quería más acción, algo más violento y rapidez.

¿Y la figura del bisabuelo Pedro Paulet ha influenciado en ti de alguna forma?

Es un orgullo para la familia. Tal vez no fui una sabia científica, pero creo que el deporte lo hice de la mejor manera.

En los Panamericanos has hecho historia, Claudia.

Sí, lo hice bien y lo sigo haciendo bien. Y ahora mi tarea es seguir formando niños.

¿Piensas en el retiro de la competencia?

Competiré hasta que el cuerpo aguante. No tengo otra cosa que me guste más que el deporte.

¿Por qué es importante el frontón?

Es nuestro deporte, nació en el Perú y es completo. Queremos que entre a Europa. En América hay 14 países que lo juegan.

Pedro Paulet soñaba con llegar al espacio, ¿tú con qué sueñas?

Con llegar más allá del espacio (nos reímos), que el frontón sea olímpico.

AUTOFICHA

-“ “Soy Claudia Marianne Paola Suárez Paulet. Nací en Lima, el 4 de enero del 68. Estudié Aviación Comercial, Diseño Gráfico. Dibujo bien. También estudié francés y fui un fracaso. Y después me dediqué al deporte e hice cursos como entrenadora de squash y frontón. Y ahora vamos a titular profesores”.”.

- “ “Se viene el torneo de maestros, que es en noviembre y diciembre; es el campeonato más importante del año. Enseño en lugares privados, pero estoy en un proyecto con el municipio de Chorrillos para habilitar uno de los complejos y habilitar canchas para impulsar el frontón”.”.

- “En 20 años he perdido tres partidos, que los tengo bien grabados, me molesté, lloré, no quería verle la cara a nadie, pero ya no rompí la paleta ni mandé al diablo a mi papá. Perder te hace volver a la tierra. En realidad, nunca me he sobrado ni creído nada. Siempre he entrenado de la misma manera”.


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