Las funciones serán los días martes y miércoles 01, 02, 08, 09, 15 y 16 de agosto a las 8:00 p.m., 8:30 p.m. y 9:00 p.m.  en la Sala Zurita. (Foto: Giuseppe Falla)
Las funciones serán los días martes y miércoles 01, 02, 08, 09, 15 y 16 de agosto a las 8:00 p.m., 8:30 p.m. y 9:00 p.m. en la Sala Zurita. (Foto: Giuseppe Falla)

¿Es aquí la funeraria? retoma la época de la desde una nueva perspectiva. La historia de los deudos y cómo el marca sus relaciones por venir. En esta tragicomedia, dos personajes opuestos se encuentran marcando su distancia social. El comediante quiere trabajar en la funeraria. Ha dejado las salas de risa con el único objetivo de vivir en las salas de llanto, convencido de que no tiene sentido hacer reír en un mundo que se cae a pedazos.

La recepcionista, por su parte, no quiere trabajar en la funeraria, pero no le queda otra que asumir el rol del presente. Ella se niega a aceptar la solicitud de trabajo del comediante, a menos que él haga reír a los ataúdes. A partir del humor y la tristeza, dos antagonistas se vinculan por una misma pena compartida: la pérdida de un ser amado.

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“Escribí ¿Es aquí la funeraria? a partir de una imagen y de una idea. La imagen fue una oficina llena de ataúdes, que visité durante la pandemia. La idea que quería explorar era la imposibilidad o la posibilidad del humor en un mundo que se caía a pedazos. Ese el debate del comediante, quien se encuentra con la recepcionista de una funeraria que está harta de su trabajo, cansada de contar muertos sin poder sufrir su pérdida. A partir de la falta de un ser amado, estos dos personajes totalmente opuestos pueden encontrarse, romper la barrera del distanciamiento social para compartir la risa y el llanto. Me parece que es importante retomar la pandemia sin mencionarlo de forma explícita, una suerte de pospandemia que ayuda a liberar el trauma. Desde esa distancia, se pueden encontrar nuevas perspectivas, como este encuentro tragicómico que redime a sus personajes. Es un lujo que Andrea Luna y Mario Cortijo les puedan dar vida a estos personajes que hablan sobre la muerte. Me parece que la dirección de Mario Cortijo da cuenta de este significante abierto que busca interpelar a sus espectadores, que formen parte del diálogo de sus protagonistas”, nos comenta Cayre Alfaro Fonseca, dramaturgo de la obra.

“Empecé a actuar con el sueño de, algún día, poder dirigir. Con esta obra, el sueño se cumplió. No puedo estar más agradecido, ya que un grupo de artistas que admiro profundamente han depositado su confianza en mí para ser el capitán de este barco. Esta historia me conmovió mucho desde que la leí por primera vez, en 2021, en plena crisis por la pandemia. Recuerdo que una de los deportes que practicaba para no caer en el sedentarismo pandémico era montar skate. Gracias a esta pasión, tuve la oportunidad de conversar con Cayre Alfaro Fonseca, el dramaturgo, quien muy entusiasmado me mostró esta obra, ¿Es aquí la funeraria?, con la idea de hacerla algún día. Una obra que habla de la muerte desde una perspectiva muy novedosa para mí: el humor. Tuvieron que pasar dos años para que esa promesa se haga realidad. Siento que esta obra, por lo ingenioso del texto y por el equipo extraordinario que lo conforma, es la piedra angular para construir la carrera como director teatral que tanto anhelé desde mis inicios. Se vienen muchos otros sueños más, por supuesto. Pero este tiene un valor muy especial que voy a atesorar siempre en mi corazón. Vengan a verla, vengan a reírse, a plantearse preguntas, a disfrutar de un montaje dinámico, divertido y novedoso, vengan a verse reflejados en personajes icónicos, vengan a descubrir un texto que los hará viajar a un sinfín de emociones. Agradezco a la sala Zurita y al restaurante Haute, por apostar por dramaturgia y proyectos de artistas jóvenes. A fin y acabo, somos nosotros quienes construiremos los cimientos para forjar nuevas y mejores generaciones, apostando por nuevas narrativas, actuales y que nos remezcan el corazón y las entrañas. Que hablen de nuestra realidad. Y no hay realidad más verdadera que la muerte. Es algo con lo que todas y todos nos podemos sentir identificados, sobre todo, después de una pandemia. En esta obra busco plasmar una mirada tierna y compasiva sobre este fenómeno, pues poco espacio ha habido para la ternura, para mirarnos a los ojos, para encontrarnos”, nos comenta Mario Cortijo, director de la obra.

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