Carmen Ollé considera que su narrativa ha tenido resistencias (Piko Tamashiro/Perú21).
Carmen Ollé considera que su narrativa ha tenido resistencias (Piko Tamashiro/Perú21).

Rudeza y crudeza son características que uno encuentra en 'Noches de adrenalina' (1981), el primer (y capital) poemario de Carmen Ollé (Lima, 1947). Hoy, 36 años después, rudeza y crudeza también conviven en 'Halo de la luna' (Peisa, 2017), que narra las últimas horas de la joven Samantha, quien antes de dejar este mundo debe conocer el placer del acto sexual, por primera y última vez. Un libro en el que Ollé dibuja con maestría los escenarios y acciones de sus protagonistas.

Cuando publicó 'Noches de adrenalina' la reacción traía palabras como: “osadía”, “incursión de la poesía femenina”. Casi como si estuviera fundando un movimiento…
(Risas). Sí, como poniendo mi banderita en un terreno baldío… En el 81 la cosa era bien complicada, porque había estallado la guerra entre Sendero y el Estado. Recuerdo que un escritor de izquierda me dijo que le gustó mi libro, pero que era algo no importante y superficial a lado de lo que estaba sucediendo en el país.

¿Hoy, 36 años después, aún existe esa sensación de sorpresa cuando una escritora publica un libro con esa fuerza en sus palabras?
Ocurre algo análogo. Como se me conoció como poeta, entonces ha habido una resistencia frente a mi narrativa. Pero poco a poco he encontrado lectores para mi narrativa, sobre todo, a partir de la revaloración del libro '¿Por qué hacen tanto ruido?' Aunque me siguen preguntando: “cuándo publicas poesía”. Y respondo que trabajo la poesía de mis alumnos y eso me sirve para reciclar la mía, para trabajarla.

¿Pero escribe nuevos poemas?
Mis viejos poemas y borradores los he estado trabajando, pensando en publicar un volumen. Quería escribir nuevos poemas, pero la verdad que no estaba contenta. Y ahí ha quedado.

¿Y por qué no están funcionando los nuevos poemas?
Ya no me interesa realmente escribir poesía. Necesito otros espacios. La poesía es muy intimista y, más bien, me estoy apartando de mi yo personal, de mi voz intimista, que de alguna manera la proyectaré en la narrativa. Me gusta observar, crear personajes, nuevos escenarios. No necesariamente reflejarme en ellos.

En 'Halo de la luna' notamos temáticas como la vida, la muerte, el placer, la violencia…
En la presentación del libro, Yolanda Westphalen, una profesora y crítica literaria, dijo que el libro era sobre el no placer. Se busca el placer, pero ninguna de esas mujeres (del libro) tiene placer. Están frustradas. Y eso tiene una explicación que es muy personal de la que no puedo hablar.

Sin embargo, queda la sensación de que el final pudo ser más audaz.
Tenía tres finales. El primero era muy de cuento de hadas: llegaba Francisco y salvaba a Samantha. El segundo final era muy radical: casi morían todos.

Quizá hubiese preferido ese final.
(Risas). Y el tercero, y que quedó, era más conciliador, porque se castiga al violador y Samantha se va a otro mundo en la barca de Caronte.

Eso puede ser motivo de una segunda parte.
Me das una buena idea… Ya en el plano del inframundo.

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