Solo en Lima hay 6,242 instituciones privadas y 1,805 colegios públicos que podrían aprovechar este tipo de metodologías y darles nuevas herramientas a sus alumnos.
Solo en Lima hay 6,242 instituciones privadas y 1,805 colegios públicos que podrían aprovechar este tipo de metodologías y darles nuevas herramientas a sus alumnos.

Por Lourdes Zeballos, gerente general de Microduino Perú

Cuando hablamos de programación o robótica, pensamos que estas disciplinas están muy lejanas a nuestra realidad o que son muy difíciles de sacar adelante en las escuelas. Sin embargo, aprender o implementar un programa de esta naturaleza a los colegios de nuestro país es mucho más viable de lo que imaginas. A través de la metodología STEAM, la cual interrelaciona las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, se puede acercar a la escuela a su sentido fundamental: proveer y ofrecer a las nuevas generaciones herramientas para su futuro.

Al trabajar mediante estas disciplinas, los escolares podrán desarrollar desde el colegio una experiencia divertida y proactiva orientada a la resolución de proyectos basados en problemas reales. Además, serán protagonistas de su propia visión de aprendizaje y los docentes capturarán el interés del alumnado en cada clase. Solo en Lima hay 6,242 instituciones privadas y 1,805 colegios públicos que podrían aprovechar este tipo de metodologías y darles nuevas herramientas a sus alumnos.

Para realizar este cambio que tanto necesita la educación peruana, es necesario contar con actores directamente involucrados en esta iniciativa. El director del colegio junto al coordinador académico jugará un rol fundamental al momento de generar instrucciones hacia los profesores de ciencias y matemáticas. Entre ellos, deberán trabajar en la primera fase de aprendizaje, por ejemplo, con el uso del Scratch, un lenguaje de programación que permitirá a los estudiantes aprender a programar de manera fácil y divertida.

La adaptación puede resultar novedosa y retadora, y la implementación de un programa de robótica puede verse como buena inversión tanto para sus niños como para el cuerpo docente. Entre los múltiples beneficios que impulsa la robótica y la programación, tenemos: el pensamiento crítico e interés por la investigación, el aprendizaje divertido y el desarrollo de la motricidad fina, el incremento de la autoestima, la curiosidad y la creatividad y el trabajo en equipo colaborativo, entre otros.

A largo plazo, el modelo favorece el desarrollo de vocaciones científicas (sobre todo en el área de las ingenierías) y el desarrollo de capacidades fundamentales como el trabajo en equipo, la innovación y el desarrollo de talentos. Todos sabemos que las nuevas generaciones se enfrentan al desafío de un mundo con trabajos no conocidos hasta ahora. Una escuela con base en la mejora educativa no debe perder de vista esa necesidad entre sus objetivos.

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Ricardo Valdés
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