La muerte Akira Toriyama nos agarra de sorpresa a los millones de amantes del manga y el anime a nivel mundial. Quién se iba a imaginar que el creador de una de las sagas más importantes de la cultura popular nos dejaría tan prematuramente. Pero nos quedamos con un legado que consiguió y conseguirá trascender en el tiempo.
Toriyama, el tímido y sonriente joven cuyo amor por el dibujo lo llevó a convertirse en la inspiración de generaciones enteras, consiguió que un producto cultural japonés traspasará las fronteras de su pequeño país con la épica historia de Goku y su incansable objetivo de volverse cada vez más fuerte.
Son pocas las historias animadas que consiguen identificar a tantos y Dragon Ball es una de ellas. Desde la inocencia de los primeros episodios, pasando por la perseverancia de sus personajes y el deseo de proteger al punto de entregar la vida por los amigos, esta serie supo crecer y madurar a la par de muchos que no pocas veces levantamos las manos para brindar nuestra energía a la Genki-dama.
Dragon Ball se convirtió en un fenómeno mundial y Goku se posicionó a la par de otros grandes personajes de la cultura popular como Superman o Batman, pero con la marca característica de inocencia de su autor. Goku representó a tantos que, en nuestra timidez, soñamos con ser fuertes guerreros y proteger a los nuestros sin perder la esencia de niño, valores tan universales como positivos.
Ahora que dejamos de sentir el ki del maestro Toriyama y ante la triste realidad de no tener las esferas del Dragón para revivirlo, solo nos queda agradecer al hombre hizo de nuestra infancia una de las más felices.