[Opinión] Hernán Díaz: “La bala de oro”. (Foto: Mindef)
[Opinión] Hernán Díaz: “La bala de oro”. (Foto: Mindef)

Probablemente la metáfora utilizada sea desafortunada. De hecho, lo es. Hoy resulta completamente inapropiado el uso de términos bélicos para hacer referencia al contexto político. Sin embargo, el hecho concreto es que quien puede terminar con la agonía es la presidenta Boluarte.

Adelanto a 2024 con reformas, adelanto a 2023 sin reformas, adelanto a 2023 con Asamblea, a 2023 pero sin Asamblea y así… hasta el fin de los tiempos; tiempo que el país no tiene, pero los congresistas parece que sí.

Es tal la mareada que nos han metido con 2023, que nos ha hecho olvidar que 2024 tampoco es una realidad. Pareciera que tenemos 2024 asegurado y se está debatiendo un cambio a 2023, pero no es así.

Hoy no hay recorte de mandato, ni a 2023 ni a 2024. Y volvemos al principio, la salida está en Palacio, ya que las 130 personas que pululan por el Congreso, viviendo su realidad selectiva y paralela, jamás estarán a la altura de las circunstancias.

Que la renuncia de Dina podría leerse como claudicar frente la violencia es posible, claro que sí.

Pero que la permanencia de Dina sería un reguero de pólvora constante también lo es. Y no solo por el sentir popular, no perdamos de vista quién era Dina Boluarte los primeros 16 meses de este gobierno.

Vicepresidenta de Pedro Castillo, ministra de Estado, compañera de campaña de Cerrón, entre muchas otras “cualidades”. Por más que haya cedido el timón y sean otros quienes hoy tracen la hoja de ruta, seguimos en manos de una persona que, al igual que Pedro Castillo, no está preparada para gobernar.

Nuevas elecciones generales, con reformas constitucionales y electorales, y por un periodo completo de cinco años, que permita la continuidad necesaria para que cualquier fórmula de gobierno pueda llevar a cabo la gestión pública que la crisis demanda. Si eso no es posible, dispare, señora Dina.