[OPINIÓN] Marisol Pérez Tello: “Chihuahua”. (Foto referencial: Pedro Pardo / AFP)
[OPINIÓN] Marisol Pérez Tello: “Chihuahua”. (Foto referencial: Pedro Pardo / AFP)

En el norte de México, hace algunos años, movidos por el dolor que atravesaba su comunidad, un grupo de importantes empresarios inició un esfuerzo de solidaridad inspirador que se ha empezado a replicar en su país. Estos empresarios, frente a un desastre de la naturaleza, se organizaron y decidieron asumir un rol protagónico que apostara por crear oportunidades para los menos favorecidos.

Tenían en común valores y amor por su pueblo y su patria. Su situación económica, ganada a pulso y con trabajo, no los alejó de la necesidad de comprometerse y resolver problemas de otros para impactar positivamente en su entorno.

Entonces, conversaron con las autoridades y se autoimpusieron un impuesto adicional, que ellos administrarían con una fórmula legal que garantice transparencia y eficiencia.Esta iniciativa hoy tiene como resultado un colegio, una clínica, un centro comunitario en el que, al medio, hay una iglesia en la que nuestro San Martín ocupa un lugar especial.

En estos espacios está la vida de la comunidad y en cada persona que camina por los pasillos, o corre por los espacios para deportes, o toca un instrumento, se ve el resultado de este esfuerzo.

Uno de los empresarios me lleva a conocer la obra. Mientras me va contando, se detiene a saludar, a preguntar cómo están, recibe información del entrenador orgulloso de los avances, lee cada cartel en las aulas y pasillos; mirando un terreno vacío, me cuenta todo lo que piensan hacer y que, sin duda, harán.

Mientras tanto, a su lado, veo lo que quiero para mi país. Unidad frente a las dificultades, ejemplo en la conducta que compromete a otros, riqueza en el sentido real del término, esa del alma que encuentra sentido en el compartir.Los empresarios en Chihuahua transmiten cohesión, amistad, respeto, una relación que se ha consolidado en la solidaridad con los demás. Eso se siente en su alegría, en la manera como cuentan el proceso, en la esperanza a pesar de las dificultades que atraviesa su país.

Nos hemos olvidado de que en nuestro país hay muchos empresarios como ellos. La desconfianza y el discurso que enfrentan nos han hecho creer que no existe un sector productivo con corazón. No hay acto más generoso que crear posibilidades para los demás; dar trabajo ya es un acto que da libertad y garantiza distribución de riqueza.

Hacer empresa supone riesgos y mucho esfuerzo.Vamos a dejar de enfrentarnos y trabajar juntos, buscando lo que nos une y no lo que nos divide, y veremos los resultados. Solo tenemos que estar dispuestos a dar un paso adelante.