"Llegamos a nuestro 202 aniversario patrio con una economía muy golpeada y poniendo a prueba su resiliencia".
"Llegamos a nuestro 202 aniversario patrio con una economía muy golpeada y poniendo a prueba su resiliencia".

Y llegamos a nuestro con una economía muy golpeada y poniendo a prueba su resiliencia. Si bien la conducción económica se mantiene firme por parte del MEF y del BCRP, la ausencia de señales políticas convincentes que apunten a mejorar el entorno de negocios nos ha pasado factura.  Los bajos niveles de aprobación de nuestras autoridades políticas, juntamente con la precaria gobernabilidad, no dejan margen de error ni tiempo que perder.

El entorno internacional es hoy más favorable. Las expectativas de crecimiento mundial para este año han mejorado de 1.8% a 2.5% durante los últimos siete meses, en un contexto de buen nivel de precios internacionales de los metales. Si consideramos el multiplicador histórico de crecimiento del Perú respecto del mundo (1.2x veces), deberíamos estar creciendo 3.0% este año. Sin embargo, las expectativas de crecimiento van en sentido contrario, con riesgo de acercarse a solo 1%. Este es un costo de oportunidad que nuestras autoridades deben ponderar y corregir.

La inflación por fin empezó a desacelerarse de manera más visible en junio, aunque explicada principalmente por el descenso de los precios avícolas, lo que refleja que al menos otro de los choques que afectó a nuestra economía, la gripe aviar, va quedando atrás. La desaceleración de la inflación refleja que el ritmo de aumento de precios es más lento, pero no necesariamente que los precios bajen. La caída generalizada de los precios es otro fenómeno, conocido como deflación, y ese no es nuestro caso. Lo cierto es que la desaceleración de la inflación es hoy un fenómeno global, aunque el ritmo es distinto en cada economía. Por ejemplo, en el caso del Perú, la inflación ha pasado del pico de 8.8% en junio de 2022 a 6.5% en junio de este año, mientras que, en EE.UU. la inflación pasó de 9.1% a 3.0% en ese mismo lapso. La razón de esta diferencia de velocidades se explica por los choques que afectaron nuestra economía: retraso en el abastecimiento de fertilizantes, bloqueos de vías, ciclón Yaku, Niño Costero y gripe aviar. Si aislamos los precios de los alimentos y la energía, nos quedamos con el componente estructural de la inflación. En esa métrica, la inflación del Perú ha pasado de 5.0% a 4.4% en ese lapso (-0.6%), mientras que la de EE.UU. ha pasado de 5.9% a 4.8% (-1.1%). La diferencia puede atribuirse esta vez a la estructura más competitiva de los mercados de bienes y servicios. Este es otro costo de oportunidad: impulsar una mayor competencia en nuestros mercados favorecerá un ajuste más rápido de los precios.

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Jose Ignacio Beteta de Contribuyentes

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