Todos los años, la misma historia. Corrupción descarada. El número es siempre parecido: veintitantos mil millones de soles. Un platal que termina en bolsillos de autoridades corruptas. Los gobernadores regionales lideran el ranking de la corrupción. Por supuesto, hay excepciones. Pero pocas. Ministros y alcaldes tampoco se libran. Jueces y fiscales –y policías y militares– también entran en la colada. ¡Y qué decir de ciertos congresistas!

Está bien diagnosticar el problema. Pero falta la curación. Una curación que –en mi opinión– pasa irremediablemente por una reforma radical del Estado. Despolitizar y profesionalizar los servicios públicos. Esa es la propuesta. Quitarles las competencias de salud y educación a los gobiernos regionales. Simplemente, porque maltratan cruelmente a los pacientes y porque han fallado estrepitosamente en la educación de nuestros escolares. Quitarles las competencias de agua potable a los gobiernos locales. ¿Por qué? Porque millones de peruanos no tienen agua. Quitarle las competencias de seguridad ciudadana al Ministerio del Interior. ¿Por qué? Porque cada vez hay más delincuencia e inseguridad en las calles. Quitarle las competencias de infraestructura a toda la maraña de instituciones involucradas en ello. Simplemente, porque no construyen nada bien.

Autoridades Autónomas (AA) brindarían dichos servicios y harían las obras de infraestructura en todo el país. Efectivamente –previa disolución de las instituciones inoperantes– habría que crear una AA para cada uno de los servicios públicos fallidos, con el concurso de los más calificados profesionales del país.

Las AA serían totalmente descentralizadas y apolíticas…. tipo Banco Central de Reserva (BCR). Los funcionarios de las AA –todos– accederían a dichas instituciones, exclusivamente a través de concursos de méritos.

Integridad y capacidad por encima de todo. Pura meritocracia. Respeto total a la carrera pública. Las mejores remuneraciones del mercado para los funcionarios de las AA. Gestión basada en objetivos claros y medibles. Evaluación por resultados. Eficiencia total. ¡Revolución moral!

Nuestros valores materiales y humanos están en juego: agua, salud, vivienda, educación, justicia, orden público, empleo, riqueza, libertad…

Pasemos del diagnóstico a la curación. No nos limitemos a escuchar todos los años el disco rayado de la Contraloría General de la República, dando cuenta del robo de veintitantos mil millones de soles por parte de nuestras autoridades corruptas.

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