[OPINIÓN] Ed Málaga: “La riqueza barroca de los pobres de Acomayo”.
[OPINIÓN] Ed Málaga: “La riqueza barroca de los pobres de Acomayo”.

Quienes recorren la carretera entre Cusco y Puno quedan maravillados con las iglesias de Andahuaylillas, Huaro y Canincunca, en la llamada ruta del barroco andino. Fruto de la obra evangelizadora jesuita, y del prodigioso arte de indios y mestizos, estos templos construidos entre los siglos XVII y XVIII son un importante recurso cultural y turístico, además de motores del progreso social y económico en la provincia de Quispicanchi.

Muy cerca de ahí, en la provincia contigua de Acomayo, se inicia otra ruta del barroco andino, de comparable valor histórico y cultural, pero aún poco conocida debido a la pobre conexión vial con la ciudad de Cusco. A pesar de ser solo 64 km, se debe manejar dos horas y media por un peligroso camino afirmado para llegar hasta la primera iglesia, en la comunidad de Kuñotambo. Allí, en 2019, tras una década de colaboración, la Dirección Desconcentrada de Cultura y el prestigioso Instituto de Conservación Getty (Los Angeles), restauraron el Templo Santiago Apóstol con novedosas técnicas antisísmicas. Proyectos como este requieren una compleja mezcla de arte, ciencia y tecnología, así como la convergencia de especialistas, comunidades y autoridades locales. Por ello, el exitoso caso de Kuñotambo es una bella muestra de amor por el Perú, tanto de los diestros restauradores cusqueños, como de la renombrada arquitecta peruana Claudia Cancino, quien desde el Instituto Getty, dirige un proyecto de mejoramiento sismorresistente para monumentos emblemáticos de adobe en nuestro país.

Vecino a Kuñotambo, en Rondocan, y en riesgo de colapso, se encuentra otro templo que además de su maravillosa arquitectura y arte mural, alberga imponentes lienzos del pintor italiano Bernardo Bitti, padre de la escuela cusqueña. Su restauración es imperativa, tanto por su valor artístico, como por los beneficios que traerá a estas comunidades que viven en extrema pobreza.

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Yván Montoya